RECETAS PARA LA CRISIS (7)

- Necesito el alabarán 3004. ¿Me lo puedes acercar, por favor? – vuelvo a notar cómo el jefazo supremo de la oficina me vuelve a escanear de arriba abajo. Una mujer sabe cuando la taladran con los ojos y cuando no.

- Si tienes libre hoy podríamos comer un bocadillo al salir y hablar sobre el contrato y cuatro flecos más-como ve que arrugo el ceño cambia los planes-. Ya quedaremos otro día. No te preocupes.

Salgo a por el documento que me ha pedido, vuelvo a entrar, lo examina y asiente con la cabeza mientras sigue radiografiando mi anatomía. Me piro para cortar la adoración y cuando aún no ha pasado un cuarto de hora ya me reclama otra vez.

- ¿Ha llamado Torres y Hermanos?- vuelve a babear como un descosido. Me está dando un mal rollo del copón.

- No, don Leonardo.

- Por favor, quítame el don...me hace un vejestorio de co....-se frena el taco-. Leo, si no te importa, Leo, así me llaman todos mis amigos. Ya sabes, si llaman me pegas el toque, ¿de acuerdo?

- Sí, don..., perdón... Leo.

- Así me gusta. Tú y yo haremos grandes cosas.

Ya me imagino las grandes cosas que quieres hacer tú, Leoncito. Darte un revolcón con tu secretaria, si es que es de cajón de madera. Pero cuidadín que la Puri tiene las cosas bien claras. Nada de meter la olla en la polla, ¿era al revés, verdad? Bueno, tendré que sacar mis habilidades de lidia, a base de capotazos creo que podré contener el empuje del jefazo. Las seis y vuelve a la carga, un grito es suficiente para que me reclame. Silvia me mira y se sonríe. A mí no me hace ni puta gracia. Para ser el primer día, no sé, me está dando mal rollete tanto contacto.

- Perdona, Puri....toma nota que te voy a dictar una carta.

- Espere, me he dejado el bloc en mi sitio, don Leonardo.

- Todavía estamos con esos ceremoniales....

- Sí, sí....es que se va el santo al cielo...Leo, ahora mismo vuelvo...

- Uy...qué bien suena mi nombre en tus labios.

Hago como que nada pero la frasecita me ha sentado como un tiro. Qué cabronazo...no para, insiste, percute, dale que te pego. No guarda la compostura. No se está de nada el muy obseso, es la primera tarde, joder, no se corta ni un pelo, venga lanzar el anzuelo a ver si la novatilla pica. Joé, yo pensaba que sería cuestión de capear el temporal pero la misión no se presenta nada fácil.

Silvia que tiene un pesquis impresionante, será un capulla pero no se le pasa nada, guipa mi cara de fastidio al salir del despacho del jefe y me lanza un tirito.

- Leo está hoy un poco pinito, ¿verdad, camarada?

- ¿Cómo?-respondo haciéndome la despistada.

- Nada, nada...cosas mías...hay días que una ducha fría le iría muy bien.

- Perdona, puedes concretar...es que no me entero de nada.

- A buen entendedor pocas palabras bastan, cariño. El trabajo no está nada mal, no es que te tengas que deslomar, pero el jefe es un poquillo pegajoso. Todas hemos pasado por esto. De vez en cuando le pega un subidón de la testosterona y los pulpos son unos santos al lado de don Leonardo.

- Joder, yo ya me estoy hartando – le confieso sincera- es que lleva ya dos asaltos y no sé si podré contenerme. Yo me conozco y me cuesta saltar pero cuando lo hago no suelo medir las consecuencias.

- Tranqui, colega, a todas nos ha tocado el culo alguna vez, no es para tanto. Luego se alivia él solito en el lavabo y ya está.

- ¿Qué me dices? ¡Qué guarro! No me jodas que os ha tocado el culo..... no me lo dices en serio- temo que sea una trampa de esta pija de mierda.

- Pregúntale a las otras dos. Yo te puedo hablar de mí...a mí no ha pasado de un par de sobeteos como el que no quiere la cosa. Yo creo que Nati ha ido más allá. Esa tiene cara de chupapollas...qué quieres que te diga.... Y Patricia es muy reservada...pero un par de veces los he visto irse juntos. Algún trabajillo le habrá hecho a don Leonardo en su casa.

- Oye, tía, ¿me estás tomando el pelo, verdad?

- Claro...por supuesto, me lo estoy inventando todo. Tú misma, lo que has oído son elucubraciones mías...- el jefe grita mi nombre y eso provoca la sorna de Silvia-. Corre, corre...Leo- me sorprende que ahora utilice el diminutivo de Leonardo esta capulla- te está esperando.

Silvia es una completa hijaputa. No sé si creerla o no. Para mí que está jugueteando, en el fondo es una novatada más. Pero por otra parte el pájaro no me inspira demasiado confianza y no metería la mano en el fuego por él, vaya que si fuese verdad lo que dice la repipi con patas tampoco me llevaría las manos a la cabeza. Hóstia Puri, vaya fregao en el que te has metido. Pienso en Fernandito, en Manolo, en por qué las cosas no podrían seguir como estaban, por qué la vida se lía como una madeja de lana y luego cuesta un ovario desliarla.

- ¿Qué te pasa, mujer? ¿Cómo que has tardado tanto?- me recibe con una sonrisa babosa don Leonardo, joder, que no me acostumbraré a tutear a un jefe.

- Nada, nada... ya estoy lista.

- ¿Sí?- la pregunta es alargada, arrastrada, suavecita, no sé si es que veo fantasmas o qué es lo que pasa, pero la situación empieza a no hacerme ni puta gracia, ¿me estaré volviendo paranoica?

- Usted dirá.

- Y vuelta...¿no me tutearás o qué? Mira que la próxima vez te pongo de patitas en la calle...

Suelta una carcajada imbécil que me repatea el estómago. Mira, a lo tonto a lo tonto ya me ha clavado la amenaza. Cómo el que no quiere la cosa.

- Se me hace difícil, la verdad.

- Es por eso que una cena juntos serviría para ir acercándonos, conociéndonos, es muy importante crear un clima de confianza. Es la base de un buen trabajo.

- Sí, sí, claro.

- Ya veo que lo entiendes. ¿Seguro que esta noche no puede ser? No sé...es mejor no demorar las cosas. Luego se desvirtuan, empiezan los malos entendidos.

- No, hoy me es imposible. Tengo a mi niño con mi ex y no puedo abusar.- intento destrempar al tigre de Bengala.

- Venga, mujer...seguro que tienes alguna canguro de repuesto. Yo creo que lo nuestro es importante.

Este tío es un sinvergüenza. Pero cómo se atreve. Joder, es mi primer día de trabajo. No se corta ni un pelo.

- ¿Me dicta la carta?- le pregunto con un tono desagradable que intenta ser un imaginario hielito en los huevos al salido de mi jefe..

- Sí, sí...- veo que me ha captado porque cambia la cara de bobo por una un poco más presentable.

Empieza la redacción y yo tomo nota de lo que me dice. Se levanta de su sillón de cuero reclinable y empieza a dar vueltas por el pequeño despacho mientras desgrana frases y luego las corrige lo que me obliga a llenar el papel de tachones. Hóstia!!!! Ya lo tengo a mis espaldas y está muy cerca. Noto su olor, no precisamente muy agradable, huele a un coctail de sudor y alguna otra cosa que no adivino pero que no es fragancia de buen gusto. Empieza a rebasar la línea de seguridad y me está poniendo de los nervios. Con la excusa que quiere leer la última frase, se me abalanza por la retaguardia y poco a poco se juntan los organismos, joé, joé, joé....esto se está precipitando y yo... coño, que noto su polla en mi hombro y la mano que resigue el escrito parece querer reposar en mi teta derecha.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Yo lo inflo a bofetadas!! ¡y a un par de palabritas bien dichas!aunque me tenga que ir después de cajera a mercadona, cosa muy honrosa, por otra parte. Y bastante más agradable. Bueno, mejor dicho: y agradable.
¡¡¡Puaaaajjjjj!!!
Besotes p'a tó quisqui! (menos p'a los que sean como el vomitivo del jefe de la Puri) ;-)

Anónimo dijo...

agggggggggggggggggg!ke asco de hombresssssssssss, yo me lio a ostias por mucho ke me vaya a la cola del paro, sera gilipollas, askeroso, imbecillllllllllllllll

Seguidores