NOCHE DE RONDA (1)

Hacía tiempo que no sentía esta libertad por mis huesos. He quedado con unas cuantas solteronas y separadas del barrio que nos conocemos desde pequeñajas. Leí en una revista que ahora nos llaman singles. Pues nada, ¡¡¡olé para las singles!!! El orden del día es cenita en Can Pancracio, tasca barata pero apañá, después movimiento de esqueleto según posibilidad y gusto de cada una y ya se verá si hay ruegos y preguntas o si la cosa queda en volver a casita bien temprano. Por los comentarios iniciales parece que mis compañeras van muy necesitadas de nuevas emociones, yo me conformo con airearme un poquito.

He dejado a mi Fernandito con su abuelica, cenado y bien limpito, la cuna preparada, el pijama puesto, o sea, listo para empiltrarlo. Le he apuntado el móvil en diez o doce sitios a mi mamaíta por si tiene algún problema, la he llamado mientras esperábamos en la plaza que viniera la Trini que es un huevo de tardona porque creía que se me había olvidado decirle donde estaba la crema del culito por si el niño se despertaba y le tenía que dar en los granitos que le han salido esta semana. Remordimientos de madre, todo el día sufriendo...irse de fiesta y seguir sufriendo, la recontrapanocha. Para que luego a mi niño, a la carne de mi carne, a lo que más quiero en este mundo lo caze una lagartona y le malmeta contra mí, vamos...vamos...¡¡ ¡me da un repelús de pensarlo!!!

Tomamos asiento en la tasca y el grupito empieza a calentar motores. Ocho hembras en una mesa, cuatro frente de otras cuatro. Miradas cómplices, comentarios jocosos, el que provoca que se revuelte el gallinero es un camarero que no tiene mala planta pero tiene un delantal lleno de roña que es para llevarlo a un concurso de gorrinos encebollaos.
Entremeses de primero, segundos a discrección y sangría por un tubo para que se nos suelte la
lengua y las vergüenza. Vaya manera de cascar, parece que traigamos palabrerío atrasado, a veces me hablan tres a la vez, ya no sé ni para donde mirar, debo tener cara de buen escuchar. Nati me explica la trifulca que tuvo esta semana con la señorita de la guardería porque a su niño le arañaron y no le dio importancia. Pepi me suelta que su jefe le está tirando los tejos y que como no ceda se ve en la calle, a mí me extraña mogollón, porque o su jefe vende cupones o la chica tiene más fantasía que la Sirenita, con esas gafas de culo de vaso que me lleva no me la imagino en plan Matahari ni con un par de chutazos de sangría que llevo. Mientras Nati cose a insultos a la seño de la guardería y Pepi me explica las peripecias para escapar de los tentáculos del pulpo de su jefe, Isabel, que la tengo a mi derecha, me explica las cabronadas de su ex: que si no le pasa la pensión de su hija, que si no la va a buscar al cole cuando le toca, que si patatín y que si patatán... ¿Y yo cuando meto baza?
Poco a poco vamos unificando conversaciones y todo se resume en una: la crucifixión del macho ibérico. Argumentos principales: son unos inmaduros, prometen y prometen hasta meter y después de meter olvidan lo prometido, salidos de mierda para luego dar sexo conejero de baja calidad, detallismo por los suelos, falta de habilidad
es domésticas, higiene escasa,mejor dicho, escasísima, dejadez física, aparición de las típicas panzas cerveceras y calvicies de monaguillos... Lo dicho, un despelleje de cojones, nunca mejor dicho.Comer, lo que se dice comer, comemos poco, la que no le aprieta la faldilla por aquí, le sale un michelín por allá, la que no hace la dieta de la alcachofa hace la del cucurucho (cuánta fantasmilla por el mundo), total que de postre el personal se pide un cortado con sacarina pero el chupito no lo perdona ninguna. ¡Vivir para ver!
Bien contentas, nos vamos para la disco. Siempre está la sabidilla del grupo, la Encarni, que conoce un antro que ponen música muy guapa y que el ganado está potable. Dale que te pego con la canción de los 40 principales de turno y un pachún, pachún que no hay quien lo soporte. Si lo de la música no es para tirar cohetes, lo del ganao... unos cuentos pesados que se tiran a por la carne fresca que supone un grupito de ocho gachises que se nos nota de lejos que no haremos asco a una propuesta en condiciones. Yo prefiero mantenerme en un discreto segundo plano, me acomodo con Nati en una mesa libre y a verlas venir. Las demás asaltan la pista de baile para lucir vestido y zapatos nuevos. La baba de algún pretendiente ya empieza a fluir sin límite.
Primera visita de la noche. Camisa blanca arremangá para enseñar tatuaje de serpiente venenosa,pantalón vaquero y zapatillos entre deportivos y horteras, mejor gana lo último, rozando los cuarenta, alguna canita revoltosa en un flequillo engominado, invasión olfativa con litros de colonia comprada en el Mercadona. Dientes blancos, anuncio profidén. Se cree algo, proyecto de guaperas sin refimamiento. Lástima ese aire de prepotencia que me baja cualquier excitación posible.

- Qué...¿todo bien? - me pega una mirada de arriba abajo sin disimular lo más mínimo, vaya que si fuese un escaner ya sabía lo que había cenado.

Va comiéndome el espacio poquito a poco y no contento con la primera exhibición linguística, prueba de nuevo.

- ¿Te diviertes?- como no respondo, insiste con pregunta de alto nivel intelectual- ¿Vienes mucho por aquí?

Sin permiso, ya apoya el codo en el respaldo de mi silla y por lo que presiento no va a perder el tiempo. Opto por cortar por lo sano, me levanto y me voy al lavabo. Le dejo el muerto a Nati. No me sale ni el chorrito pero espero un tiempo prudencial a ver si el seductor de tres al cuarto ha encontrado a otra presa. Cuando salgo por fin lo encuentro oteando el horizonte como despistado pero no ha abandonado nuestra mesa, parece que Nati le ha dado calabazas o él no ha intentado camelársela. Tomo asiento y gasto cara de malas pulgas.

Segunda visita. Delgaducho pelopincho, camisa a cuadros, sonrisa inmaculada y buen rollo como carta de presentación. Me alarga una cajetilla de chicles de fresa, me ofrece tabaco, una chocolatina...coño, este tío trabaja en un supermercado como mínimo....No para de martillearse las pantorrillas con las palmas de la mano al ritmo de la música. Me piro a la pista de baile antes de convertirme en un sandwich de jamón y queso.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

ajajajajjaa!!! te explicas muy bien puri, tu lenguaje es de lo mas actual , entretenido, se hace ameno y divertido,
enhorabuena guapisima, pasalo muy bien en estas salidas de fiesta, un beso

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