NOCHE DE RONDA (9)



Nueva parada, esto parece un via crucis. Miro el reloj y me alarmo, las cuatro de la mañana. Mi Fernandito soñando con Winnie the Poo y yo aquí en medio de la calle, en la negra noche sólo acompañada por un desconocido y por una amiga que parece una tubería de desagüe. Me agobio mucho y me entra un arrebato desesperado: quiero mi camita, quiero mi almohadita, quiero mis sabanitas con olor a vainilla... ahora mismo...no aguanto ni un minuto más....ya estoy hasta el mismísimo....¡¡hasta ahí!! Bueno, ahora que me lo miro como la que no quiere la cosa....pues...la verdad...como que no tendría... ninguno...no, no...ningún inconveniente en dejarle un hueco en mi cama a este monumento primo hermano de Antoñito Banderas.
¡Puri! ¡La noche te confunde!¡No seas una salida descerebrada! Jo, tía, a nadie le amarga un dulce y este es un Ferrero Roché calidad extra. ¡Fresca, mas que fresca! ¿Eres capaz de meter en tu cama al primer bombón que se cruce por delante de ti? Hace ya un tiempo que mi camita, mi almohadita y mis sabanitas huelen a vainilla como siempre pero también están heladas. Fernando no sube de Sevilla y mi piel y mi corazón necesita de zalamerías.
- No te muevas... las manos sobre la cabeza.- un voz femenina que no es la de Rosa me ataca por la retaguardia.- Nada de haceros los listos...¡Policía!
La ley de Murphy aumentada por una lupa astronómica y multiplicada por veinte. Sin tiempo de reaccionar, tengo a una poli que me empuja contra un coche y me empieza a cachear sin piedad.
- Ni un movimiento extraño, piernas bien abiertas y manos encima del coche- el vozarrón es de otro poli que cachea a Jesús.
Presento una estampa un poco absurda con las piernas abiertas. Me toca las posaderas como si pudiese tener algo escondido entre las bragas. Joder, yo esto lo he visto en las pelis pero nunca pensaba que me vería en estas. Me hace descalzarme para revisar los zapatos, no sé qué piensa que puedo esconder en los tacones...¿droga? No tengo yo bastantes problemas en esta vida como para hacerme camella. El bolso está en el suelo, me lo señala pidiendo que lo vacíe. Ufff... ¡¡vaya panorama!! Necesito espacio.... No hay cosas ni ná....coño, un bolso de mujer...un pozo sin fondo: las llaves, el móvil, pintalabios de promoción, compresa, muñequito de mi niño, tiritas por si me hacían daño los zapatos nuevos, una bolsa con peladillas de la comunión de la hija de Petra...en fin...los justo y necesario.
- Dame el DNI- me espeta muy serie una poli rubia a la que no me atrevo a mirar a la cara, solo he podido fisgonear un pelo largo rematado con una cola-. Purificación Llamas...- estoy tentada de decir presente pero me avergüenzo de la inocencia.
Como no hay demasiada luz se tiene que apartar un poco en busca del haz que despide una farola medio escacharrada para poder leer el resto de datos del DNI. Su compañero le pasa el carné de Jesús y se los lleva al coche de patrulla supongo que para saber si somos sospechosos.
- ¿Qué hacen ustedes aquí? –pregunta el poli que ronda los cincuenta años y en el que destaca un mostacho ya cano.
- Supongo que podían haber empezado por ahí.
Ole mi Jesús, ole sus cojones y su templanza. Nada de arredrarse...normal, si los choris no le han subido las pulsaciones menos los agentes del ordre, los defensores de las personas de bien.

- Responde lo que te pregunto, enteradillo.
- No me falte al respeto. Tengo mis derechos.
-Vaya....con que tienes derechos...pues mira...tus derechos me los paso yo por el culo...vale...y te voy a enchironar para que puedas estudiar bien tus derechos y no te moleste nadie.
- Tranquilo, González, están limpios- llega salvadora la afirmación de la poli que ha vuelto de las comprobaciones.

González mira a Jesús con chulería y desprecio, es una afrenta, espera una salida de tono de mi amigo para meterle un puro, lo está buscando. Jesús no rehuye su mirada, sus ojos azules se clavan como puñales en los del poli, no le tiene miedo. Duelo de titanes. Ahora quien nos miramos somos la poli de la cola rubia y una servidora, la nuestra es una mirada más amable, casi comprensiva, la mirada va acompañada de una media sonrisa que lo dice todo sin articular palabra. “Mira esos machitos como están afilando los dientes para demostrar quien es el gallo más valiente del corral”.

- Ufff... creo que ya está- ahora es Rosita la que aparece siempre oportuna.
- No se mueva, quieta ahí. Alto o disparo.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Digo que te direte, que dicen algunas lenguas, que las rondas no son buenas.

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