A la guerra no se puede ir con balas de fogueo. Misión....misión...misión...jo, no me sale. Cualquier batalla, escarceo militar, ocupación de un territorio o gaitas en vinagre tiene que tener un título rimbombante, ésta no puede ser menos. Operación Canto de Sirenas, Tormenta del desierto, Mirlo blanco, Operación Ogro..yo que sé...da seriedad,...yo no voy a ser menos...
OPERACIÓN BUSCO A JACQUES.
Todos los galones para mí, cuando Puri coge el cuchillo de Rambo que se quiten los vietnamitas que hago morcilla de Burgos con sus tripas.
Primer paso: Uniforme de combate. Miro el armario de arriba abajo, de derecha a izquierda. Es obvio que el armamento necesita una renovación, últimamente me he despistado un poco, necesito patearme las tiendas que nos gustan a Pepa y a mí, de esta semana no pasa. Mi cuñadita tiene un gusto muy parecido al mío y eso ayuda mogollón, me acorta las decisiones un cincuenta por ciento de tiempo, si no fuera por ella las tiendas tendrían que ampliar el horario comercial, no me decido yo sola ni que me maten. No hay más cera de la que arde, con la munición que tengo tendré que afrontar la operación. Primero hay que definir el concepto, o sea. ¿qué busco? ¿Qué quiero? Hay varias opciones: sexy, interesante, monjona, hippie, moderna, fashion... Sexy, el picante no puede faltar, el sujetador negro, tengo que encontrar una parte de arriba que me lo deje discretamente visible, los tíos pierden un ojo por la lencería negra. Interesante, esto va a ser cosa de una faldita negra con unas adherencias de cuero diseño Zara, me queda chic, superchic y de paso enseño muslamen, olé...Jesusín, ¡¡¡pata negra, treinta jotas. Como no tengo abuela es cuestión de autosubirme la moral. Habrá sido el café, después me ha pegado un subidón guapo, a la mierda las duda y la falsa moral, tira p’alante Purita, para mí que el café como era de Colombia tenía un puntito de coca. Bueno, sigo con el vestuario.. Monjona...el traje crema de tergal será el que me agenciaré para conocer a mis futuros suegros, ¡qué moral la tuya, tía! Victoria, moral de victoria.... Eso será otra operación... Operación Cáele Bien a la Suegra. Hippie, no, para nada, si las migas fueran en el campo, todavía, pero en casita de Rosa no, ni hablar, vaya a creerse ese que soy de las que no se depilan el sobaquillo. Moderna, ¡ya está! Una camiseta arrapada de dibujos geométricos en toda la gama de verdes de Adolfo Domínguez, regalo de mi Pepa, va a ser mi apuesta...me queda como una guante, tetas arriba, ufff... qué nivelazo...pega con la falda y con unas sandalias doradas con medio tacón...¡la hóstia en elegancia! Joder, con perlitas en el centro...cuando ha visto Jesús un monumento como yo...después de la estatua de la Libertad, señores y señoras, Puri Llamas...no busquen más. La ropa y sus efectos. Nada de psiquiatras, de ansiolíticos, ni de gilipolleces, a mí me dejas entre trapos y soy la mujer más feliz del planeta. No olvidar los complementos, lo son todo, sólos no ganan la guerra pero sin ellos tampoco. Cinturón Dolce and Gabanna negro con un logo metálico que aunque da el pego estaba en un la manta de un negro en el mercadillo. Abro el arcón de las joyas y me saco un collarcito Bonyta con unas florecitas de diferentes tonos de gris, fino, muy fino. ¿Cómo me ha podido desaprovechar de esta manera los modistos de todo el mundo? El año que viene a París...
¡Tregua! Necesito una tregua en la preparación de la batalla, Fernandito se ha despertado. Fefi está recuperando horas de sueño, hemos quedado que se hará cargo del niño a partir de la una del mediodía. Le zampo el biberón y la criatura todavía pide más, éste me arruina. Me lo dejo en el parque con su muñequitos y en un flis flux me ducho y lavo el pelo. Salgo y le hago cuatro carantoñas y vuelvo para darme crema por todo el cuerpo. Salgo y le canto una cancioncilla y vuelvo con un cohete en el culo para secarme el pelo y peinarme como una buena legionaria. A medio peinar lo oigo lloriquear y vuelvo a salir para cogerlo en brazos. Mi niño, mi niño....no entiende ni de batallas ni de guerras quiere que su madre lo coja en brazos y lo malcríe y le enseñe el mundo, lo asome al balcón y luego le tire la pelotita y luego le lea un cuento de la Hormiguita que barría su escalera y luego le deje dar unos martillazos en una especie de pelota que cuando acierta en un botón suena un música que le vuelve loco y luego...y luego...ufff...¡qué trote! Sigo acicalándome cuando lo veo más tranquilo.
- Fefi, venga, espabila, que me tengo que vestir....cuando vuelva te metes otra vez en la piltra...
- Jo, Puri....un poquito más...
- No me seas vaga...Fefi, arriba, coño...
- No, unos minutillos más...
- ¡¡Que no....!!- después de pegarle un vocinazo le levanto las persianas y le pongo Los 40 principales a toda mecha.
Fernandito se suma a la fiesta y aplaude. Fefi se levanta, de mala gana, y coge al crío, con una ojeras que parece la prima fea de la familia Monster lo levanta por las alturas y empieza a hacerle muecas y el enano se descojona por la patilla. Lo dicho, uña y carne, cómo iba yo a pensar que mi hermanita heavy tuviese esa mano con las criaturas...¡¡Vivir para ver!!
Ha llegado el momento de la verdad, empiezo a vestirme delante del espejo del dormitorio y voy cuidando que el uniforme de campaña quede en perfecto estado de revista. ¿Llamo a Rosita o le pego un susto de muerte? Al enemigo, ni agua. Ya verás la cara de pasmo que le entra a mi amiga del alma que se cree que se va a pulir ella sola al macho ibérico. Rosita, la competencia sube la calidad de las cosas, lo dice todo el mundo.
Maquillaje por aquí, maquillaje por aquí. No soy yo de mucha pintura, lo justito, marcar un poquito las facciones, unos labios bien rojos y perfilados y punto pelota. Me siento pilingorra como me pase de color. El arma que me queda en la recámara son unas gotitas de Rose de Roberto Verino seguro que cuando Jacques inhale su fragancia caerá a mis pies como un pipiolo. Eso solo pasa en la publicidad, pero yo me lo creo todo cuando me interesa. Mirada al espejo, no es fácil, la última inspección dura su tiempo. Una mala idea que se cruza siempre por mi mente: No te queda bien, te hace gorda, te hubiese quedado mejor....si en vez de.... por que no....no crees tú que sería mejor....no te combina....es muy claro....vas muy oscura... un no parar.¿Fefi me queda bien? Es igual, déjalo. Ufff... qué martirio, señor, cuando dejaré de sufrir...
Cuando cruzo el umbral de la puerta del dormitorio sigo mirándome en el cristal del mueble del comedor, en el reflejo de la puerta de salida al balcón. Cualquier sitio es bueno para devolver la imagen de la perfección...¡¡¡creída, más que creída!!! Una mechita que se descoloca del flequillo, un retoque final. Lista.
- Fefi, la papilla la tienes en el mármol de la cocina. La calientas en el microondas...no te pases no vayas a quemar al niño.
- Sí, Puri.- me responde a cuatro patas mientras la persigue Fernandito.
- ¿Ya sabes donde están los pañales, verdad?
- Sí, Puri.
- ¿Los chupetes?
- Sí, Puri.
- ¿No te vayas a dormir?
- Sí, Puri.
- Fefi, hóstia....
Fernandito se asusta con el grito y Fefi se queda igual, tiene la sangre de horchata. Primero son los pucheritos y la moto del llanto está empezando a rugir. Lo cojo del suelo y me lo coloco en el pecho y le doy un apretón para demostrarle que no estoy enfadada y luego le hago cosquillas en la papada, el aliento vuelve a mí cuando ríe esa boquita de piñón .
- Toma, Fefi...me voy que son la una y media y voy justa de tiempo.
- Te ha manchado el crío.
- ¿Qué?- pregunto aunque la he escuchado perfectamente.
- Mira.- señala a la altura de la teta derecha donde hay un cerco de baba.
- ¡¡Me cago en Judas Tadeo!!
Me pierde la boca, cuando ya lo tenía controlado Fernandito se ha asustado y empieza a llorar como un condenado, sin pasar por los pucheros.
- No pasa nada, mi niño...no pasa nada...
Primer paso: Uniforme de combate. Miro el armario de arriba abajo, de derecha a izquierda. Es obvio que el armamento necesita una renovación, últimamente me he despistado un poco, necesito patearme las tiendas que nos gustan a Pepa y a mí, de esta semana no pasa. Mi cuñadita tiene un gusto muy parecido al mío y eso ayuda mogollón, me acorta las decisiones un cincuenta por ciento de tiempo, si no fuera por ella las tiendas tendrían que ampliar el horario comercial, no me decido yo sola ni que me maten. No hay más cera de la que arde, con la munición que tengo tendré que afrontar la operación. Primero hay que definir el concepto, o sea. ¿qué busco? ¿Qué quiero? Hay varias opciones: sexy, interesante, monjona, hippie, moderna, fashion... Sexy, el picante no puede faltar, el sujetador negro, tengo que encontrar una parte de arriba que me lo deje discretamente visible, los tíos pierden un ojo por la lencería negra. Interesante, esto va a ser cosa de una faldita negra con unas adherencias de cuero diseño Zara, me queda chic, superchic y de paso enseño muslamen, olé...Jesusín, ¡¡¡pata negra, treinta jotas. Como no tengo abuela es cuestión de autosubirme la moral. Habrá sido el café, después me ha pegado un subidón guapo, a la mierda las duda y la falsa moral, tira p’alante Purita, para mí que el café como era de Colombia tenía un puntito de coca. Bueno, sigo con el vestuario.. Monjona...el traje crema de tergal será el que me agenciaré para conocer a mis futuros suegros, ¡qué moral la tuya, tía! Victoria, moral de victoria.... Eso será otra operación... Operación Cáele Bien a la Suegra. Hippie, no, para nada, si las migas fueran en el campo, todavía, pero en casita de Rosa no, ni hablar, vaya a creerse ese que soy de las que no se depilan el sobaquillo. Moderna, ¡ya está! Una camiseta arrapada de dibujos geométricos en toda la gama de verdes de Adolfo Domínguez, regalo de mi Pepa, va a ser mi apuesta...me queda como una guante, tetas arriba, ufff... qué nivelazo...pega con la falda y con unas sandalias doradas con medio tacón...¡la hóstia en elegancia! Joder, con perlitas en el centro...cuando ha visto Jesús un monumento como yo...después de la estatua de la Libertad, señores y señoras, Puri Llamas...no busquen más. La ropa y sus efectos. Nada de psiquiatras, de ansiolíticos, ni de gilipolleces, a mí me dejas entre trapos y soy la mujer más feliz del planeta. No olvidar los complementos, lo son todo, sólos no ganan la guerra pero sin ellos tampoco. Cinturón Dolce and Gabanna negro con un logo metálico que aunque da el pego estaba en un la manta de un negro en el mercadillo. Abro el arcón de las joyas y me saco un collarcito Bonyta con unas florecitas de diferentes tonos de gris, fino, muy fino. ¿Cómo me ha podido desaprovechar de esta manera los modistos de todo el mundo? El año que viene a París...
¡Tregua! Necesito una tregua en la preparación de la batalla, Fernandito se ha despertado. Fefi está recuperando horas de sueño, hemos quedado que se hará cargo del niño a partir de la una del mediodía. Le zampo el biberón y la criatura todavía pide más, éste me arruina. Me lo dejo en el parque con su muñequitos y en un flis flux me ducho y lavo el pelo. Salgo y le hago cuatro carantoñas y vuelvo para darme crema por todo el cuerpo. Salgo y le canto una cancioncilla y vuelvo con un cohete en el culo para secarme el pelo y peinarme como una buena legionaria. A medio peinar lo oigo lloriquear y vuelvo a salir para cogerlo en brazos. Mi niño, mi niño....no entiende ni de batallas ni de guerras quiere que su madre lo coja en brazos y lo malcríe y le enseñe el mundo, lo asome al balcón y luego le tire la pelotita y luego le lea un cuento de la Hormiguita que barría su escalera y luego le deje dar unos martillazos en una especie de pelota que cuando acierta en un botón suena un música que le vuelve loco y luego...y luego...ufff...¡qué trote! Sigo acicalándome cuando lo veo más tranquilo.
- Fefi, venga, espabila, que me tengo que vestir....cuando vuelva te metes otra vez en la piltra...
- Jo, Puri....un poquito más...
- No me seas vaga...Fefi, arriba, coño...
- No, unos minutillos más...
- ¡¡Que no....!!- después de pegarle un vocinazo le levanto las persianas y le pongo Los 40 principales a toda mecha.
Fernandito se suma a la fiesta y aplaude. Fefi se levanta, de mala gana, y coge al crío, con una ojeras que parece la prima fea de la familia Monster lo levanta por las alturas y empieza a hacerle muecas y el enano se descojona por la patilla. Lo dicho, uña y carne, cómo iba yo a pensar que mi hermanita heavy tuviese esa mano con las criaturas...¡¡Vivir para ver!!
Ha llegado el momento de la verdad, empiezo a vestirme delante del espejo del dormitorio y voy cuidando que el uniforme de campaña quede en perfecto estado de revista. ¿Llamo a Rosita o le pego un susto de muerte? Al enemigo, ni agua. Ya verás la cara de pasmo que le entra a mi amiga del alma que se cree que se va a pulir ella sola al macho ibérico. Rosita, la competencia sube la calidad de las cosas, lo dice todo el mundo.
Maquillaje por aquí, maquillaje por aquí. No soy yo de mucha pintura, lo justito, marcar un poquito las facciones, unos labios bien rojos y perfilados y punto pelota. Me siento pilingorra como me pase de color. El arma que me queda en la recámara son unas gotitas de Rose de Roberto Verino seguro que cuando Jacques inhale su fragancia caerá a mis pies como un pipiolo. Eso solo pasa en la publicidad, pero yo me lo creo todo cuando me interesa. Mirada al espejo, no es fácil, la última inspección dura su tiempo. Una mala idea que se cruza siempre por mi mente: No te queda bien, te hace gorda, te hubiese quedado mejor....si en vez de.... por que no....no crees tú que sería mejor....no te combina....es muy claro....vas muy oscura... un no parar.¿Fefi me queda bien? Es igual, déjalo. Ufff... qué martirio, señor, cuando dejaré de sufrir...
Cuando cruzo el umbral de la puerta del dormitorio sigo mirándome en el cristal del mueble del comedor, en el reflejo de la puerta de salida al balcón. Cualquier sitio es bueno para devolver la imagen de la perfección...¡¡¡creída, más que creída!!! Una mechita que se descoloca del flequillo, un retoque final. Lista.
- Fefi, la papilla la tienes en el mármol de la cocina. La calientas en el microondas...no te pases no vayas a quemar al niño.
- Sí, Puri.- me responde a cuatro patas mientras la persigue Fernandito.
- ¿Ya sabes donde están los pañales, verdad?
- Sí, Puri.
- ¿Los chupetes?
- Sí, Puri.
- ¿No te vayas a dormir?
- Sí, Puri.
- Fefi, hóstia....
Fernandito se asusta con el grito y Fefi se queda igual, tiene la sangre de horchata. Primero son los pucheritos y la moto del llanto está empezando a rugir. Lo cojo del suelo y me lo coloco en el pecho y le doy un apretón para demostrarle que no estoy enfadada y luego le hago cosquillas en la papada, el aliento vuelve a mí cuando ríe esa boquita de piñón .
- Toma, Fefi...me voy que son la una y media y voy justa de tiempo.
- Te ha manchado el crío.
- ¿Qué?- pregunto aunque la he escuchado perfectamente.
- Mira.- señala a la altura de la teta derecha donde hay un cerco de baba.
- ¡¡Me cago en Judas Tadeo!!
Me pierde la boca, cuando ya lo tenía controlado Fernandito se ha asustado y empieza a llorar como un condenado, sin pasar por los pucheros.
- No pasa nada, mi niño...no pasa nada...
4 comentarios:
JAJAJAJA....vaya por dios....ahora que estaba lista para ir al frente...y nooooooooooooooo,una mancha en su expedienteeee!!!!...jajaja,jolinesssssss,tengo unas ganas de que llegue por fin a casa de la amiga pa saber qué pasa.....ainnsss,que ganas de leer el próximo capítulo....besotes niño!
Muy bueno, jejeej que pena que el nene le haya manchado en su vestido y tendra que volver a cambiarse otra vez, haber que pasa en la próxima entrega.Un beso.
¡Jooo! ¡Joío niño! Bueeeno, no pasa nada, son sólo babas que se secan y es como el agua... la la laaaaaaa. Más babas le caerán cuando salga a la calle. ¡Olé Puri, eres la mejón!
joooooo.....pobre puri !!! otra vez a cambiarse, al final llegara tarde .......y la mala amiga estara mas conenta!!!!!.animo puri q tu puedes !!!!
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