RECETAS PARA LA CRISIS (9)

- ¿Ande vas, alma de cántaro?
- A trabajar.
- No hace falta....ya no trabajas. - ¿Cómo? - Coño, Puri tienes unas preguntas...
- María José, joder...no me digas
- Sí te digo...
- ¿Por qué? ¿Por qué?
- Hóstia, Purita...le partiste la nariz al jefe...te parece poco.
- Se lo hizo solito, guapa.
- Muchas gracias por lo de guapa pero él no comparte la versión de los hechos.
- Sólo hay una versión, me estaba tocando las tetas y tenía su cirulo encasquetao en mi espalda, me ladeé un poco y él que tenía todos los sentidos en manosearme pues no tuvo narices para parar el golpe.
- No, no le quedaron narices...se las partistes.
- Joder, María José, me estás tocando las narices...¡joder, maldita obsesión con la napia!
- Se acabó.
- ¿Qué quieres decir con se acabó?
- Vuelta la burra al trigo con las preguntitas chorras.
- ¿Qué estoy despedida?
- ¡¡Bingo para mi niña!!
- No puede ser.
- Es.
- Pero...tengo un contrato...yo no he incumplido nada...es el gilipollas de don Leonardo el que se propasó...yo no estoy de acuerdo...
- Buahhh.... Puri...bienvenida al mundo del trabajo...se nota que el tiempo que has estado fuera de circulación te ha vuelto muy delicada...
- Coño, María José, ¿tú jefe te toca las tetas?
- No, no...ya me gustaría, está como un tren...si pudiera le cogía las manos y le hacía que me auscultase el pechito...
- Pues mira, maja, don Leonardo seguro que te las toca...la diferencia es que es un cayo malayo...
- No digo Puri que te tengas que dejar tocar las tetas, por supuesto...pero tampoco partirle la cara al jefe a la primera que se te arramba.
- Muy fácil para ti, como no sentías el olor a no lavarse en una semana a tu espalda, como no le mirabas la cara de baboso...desde tu despachito es muy fácil dar consejos a todo el mundo. A ti te quisiera ver yo en mi situación.

Al otro del hilo telefónico no hay nadie. María José me ha colgado. Sí, señora, me he cargado dos pájaros de un tiro, qué puntería. Me he quedado sin trabajo y he cabreado a la que me lo suministró. Son las tres de la tarde y estoy a cien metros de la oficina, del lugar del crimen (vale, fue muy aparatosa la escena, con sangre por todas partes, la nariz tiene esas cosas, pero no creo yo que fuese para tanto).Joder, Puri, ahora no te puedes volver con el rabo entre las piernas y confesar al segundo día de curro a Manolo que te han despedido. Vamos, las carcajadas se sentirán hasta en el Himalaya. Puri, saca tu lado más amable, subes a la oficina, le pides perdón a don Leonardo, perdón, a Leo, le dices que todo fue una cadena de malos entendidos y de deslices sin importancia y pones cara de niña que no ha roto nunca un plato.

- Hola, buenas tardes.
- Tú no trabajas ya aquí.
Esta mañana me ordenó personalmente don Leonardo que llamásemos a la agencia de trabajo temporal para que te rescindiesen el contrato.

Nati, la de la entrada, la que se mareó como una gilipollas cuando vio cuatro gotitas de sangre se me pone farruquita. Al árbol caído todo el mundo se atreve a hacer leña. Me cago en la mar. Si pudiese sacar todo lo que llevo dentro. Tranqui, Purita, tranqui.

- Ya, ya...ya me han llamado.
- ¿Entonces?- me pregunta con todo despectivo.
- Puedo hablar con don Leonardo.
- No creo que sirva para nada. Creo que tu sustituta está en camino. Yo de ti...- otra farfollas que me quiere dar consejos.
- Me haces el favor de decirle qu
e quiero hablar con él.

De mala gana. Marca el n
úmero interno y le comenta a don Leonardo mi presencia. Su cara lo dice todo. Parece que Pinocho no está muy por la labor.
- Está ocupado. No puede recibirte. Dice que si tienes cualquier problema que te pongas en contacto con la ETT.

- Ya.

La Puri no es de rendirse a la primera dificultad. Las risitas de Manolo al volver me impulsan a dar una vuelta de tuerca. En lugar de irme por donde he venido me cuelo en el antedespacho donde Silvia que está llamando por el móvil no puede frenarme y cuando quiere reacc
ionar ya he abierto la puerta del despacho de Leonardo. Con el ansia de esquivar a Silvia no me he percatado que Leo, el objetivo de mi salvación, se ha puesto más colorado que un tomate al verme, se ha parapetado detrás de la mesa del despacho y aunque ha hecho un movimiento de despiste le he pillado la revista guarra que tenía encima de la mesa. Por la posición, los pantalones no deben andar muy en su sitio, está como estirado encima del sillón reclinable de cuero y no recupera la absurda posición. Vamos, una gallarda en toda regla a la hora de la siesta. Menudo gorrino.

- Ya le he dicho a Nati que....- tartamudea al hablar.

- Sí, sí...Leo – noto que le hace efecto la vuelta a la confianza perdida- yo
creo que puedes haberte precipitado en la decisión. Lo de ayer fue una situación muy embarazosa...no sé, yo no estaba preparada...
- Ya, pero es que me partiste la nariz- la verdad es que no había reparado en ella a pesar de su aparatoso vendaje, con todo lo que había visto al entrar en el despacho como que no era lo más importante.
- Bueno, Leo, yo creo que es el momento de pelillos a la mar...yo vengo con
mucha voluntad de arreglar las cosas. Borrón y cuenta nueva.... ¿entiendes?

No sé exactamente lo que entiende. Empieza a recolocarse sobre el sillón y veo que sigue dejando una mano por debajo de mesa, extraño, a no ser que... bueno, sonríe con su pose más babosa y luego cambia la expresión.

- Pero es que .....claro...ya tenemos una sustituta.
- ¿Es ese una gran obstáculo para que me pueda quedar?
- Mujer, es que...

- No sé, yo tengo muchas ganas de acabar el trabajo empezado. - ¿Sí?- creo que estoy ablandándole el corazón.
- Bueno, la verdad...no creo yo que haya problema...

- Ves, querer es poder...venga...dejo mis c
osas y me pongo con lo de ayer.

Cuando ya estoy a punto de abrir la puerta y restregarle a mis adoradas compañeras (o excompañeras??, no sé...estoy varía más que la bolsa) mi pequeño triunfo escucho la voz de mi recién recuperado jefe que no ha acabado.



- Alto, alto...¿a dónde vas?
- A seguir ordenando los informes que me dejé ayer a medias cuando...- no quiero traer de nuevo a la memoria el resbalón.
- No, no...yo necesito pruebas de que tienes una fuerte voluntad de solucionar las cosas.

Me huelo que este listillo quiere cobrarse una prenda. Puri saca tus dotes de seducción a pasear.


- Bueno, mira...si te parece quedamos el fin de semana y nos vamo
s a cenar...no sé....¿qué te parece?
- No sé...no sé...- lo veo como inquieto, nervioso...no parece haberle bastado mi propuesta.

- Ya verás cómo nos lo pasamos muy bien. No sé...luego podemos ir a bailar...


La cara demuestra una excitación muy semejante a la que le he visto nada más llegar y eso me pone un poco en guardia.

- Quiero una prueba de tu buena voluntad.
- ¿ No te basta con mi palabra?- me hago la remolona.
- Puede que me baste con tu mano.... o con tu boca....- el cabrón tira con bala de verdad, se ha olvidado las de fogueo en casa.
Puri se te están cerrand
o todas las puertas. Leonardo estira la mano como invitando a que pase la frontera. Está claro que cuando te acerques verás algo que no tendrías que ver. Jaque mate, Purita.

- Acércate, acércate....a ver si puedes hacer algo por este amigo....- baja la mirada y eso me saca de quicio. Puri, que ese amigo no te interesa....
- Mujer, tendrás que hacerme algo que me haga olvidar lo de ayer...ayer lo pasé muy mal...hoy lo quiero pasar muy bien.

- Ya...pero es que as
í en seco...-es la única evasiva que se me ocurre, pelotas fuera.
- Poquito a poco entrarás en calor, yo me encargaré.


Su mano me lleva a la otra parte de la mesa y allí hay una especie de seta, esmirriada pero colorada, con la cabecilla a punto de explotar que es el amigo que tengo que conocer. La cojo con dos deditos (no da para más), y le subo y le bajo la piel a la vez que él se espatarra como un gorrinillo ( si ya decía yo que....) esperando lo que la buena de Puri le pueda ofrecer. Hoy en día el trabajo está muy malo, yo soy el jefe y esta buena samaritana se me tiene que jincar aquí mismo porque la desgraciadita tiene un niño que cuidar y un exmarido que soportar. Es de lógica, si hay que hacer una manola o una mamadita, pues cosas que tiene la vida.
Y Puri...cuando se pone es la mejor...le recojo ese musculito que necesita casi microscopio para ser excitado y un par de bolitas semejantes a canicas y hago un paquetito y cuando el puerco empieza a gemir esperando momentos de gloria, la Puri, que es una profesional, la mejor en lo suyo, le pega un apretón que hace que Leonardo vea las estrellas sin coger el cohete.

- Me lo he pensado mejor. Si no le importa...paso un momento al lavabo que he tocado con esta mano una mierda y....

Lo dejo gritando y blasfemando en hebreo. Normal, tiene que hacer daño. Tengo yo una fuerza en la mano. Silvia me mira no sé si con admiración o con ganas de cagarse en mí. Me da tiempo de darle un buen consejillo.

- Que te follen.


Paso por delante de Nati, voy al minilavabo, me lavo las manos con jabón y cuando me voy a ir digo mis últimas palabras en aquella oficina.


- A la mierda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La Puri ha hecho bien, lo que ha hecho no hace falta rebajarse tanto para conseguir un trabajo si hay que chuparle los huevos o la cosita para poder tener un trabajo.Yo no haria una cosa así, así que le mandaria a paseo y si las demás lo consienten peor para ellas.Hurra para la Puri.

Anónimo dijo...

Muy bien Purita, soy yo y se la corto directamente con el abrecartas....

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