Mira que es injusta la vida....¿y la historia? ¿Qué me decís de la Historia? Todo el mérito se lo han llevado los grandes personajes: Cleopatra, Alejandro Magno, Ricardo Corazón de León (ese no se lo cree nadie), Colón, Napoleón (venga rascarse el condenao), Ghandi...hojas y hojas se han escrito de éstos. Libros, películas...¡¡hale,hale.!! Pero yo quiero desde aquí reclamar la memoria de otros, pobreticos, modestos, olvidados...pero que han resistido y se han quedado en las expresiónes del pueblo.
La primera en la frente: LA MARIMORENA. Nada, llega la Navidad cogemos la zambomba, la cogorcia de cava, el confetti que luego te lo encuentras hasta en las bragas y a cantar con alegría, ande, ande, ande...la Mariomorena. Pero...queridas amigas...¿quién es la Marimorena? Pues la señora existió...¡¡¡y tanto que existió!!! En 1702 se lió parda en el convento de San Francisco de Cuenca, la chusma empezó a montar follón, nada, cantar villancicos, pero el conde de Cervera, el amo, se cabreó y envió a la guardia civil (¿no? bueno, lo que hubiera). Una de las mujeres detenidas fue María Moreno, vecina del barrio del castillo a la cual encontraron en el confesionario haciendo sonar un caldero de cobre. Por los disturbios y por faltarle al respeto al regidor, fue condenada a cien azotes, que se rebajaron a treinta, y a que asistiera todas las semanas a la doctrina cristiana en el convento de los dominicos; y además se le prohibió tomar bebidas alcohólicas durante un año. ¡Chúpate esa!
Vamos con el segundo: PICIO. Anda que no habré yo soltado veces a mi cuñao Gerardo...¡¡¡eres más feo que Picio!!! Es que tiene una cara paranormal, granos como bolas de baranda, unas cejas que parecen la selva del Mato Grosso, una nariz de aguilucho, unos ojos saltones que tienen co....en fin, lo dicho. ¿Cómo tenía que ser Picio? Pero...la pregunta clave...¿existió? Mi trabajo me ha costado pero lo he encontrado. Parece ser que Picio fue un zapatero, natural de Alhendín, y que vivía en Granada en la primera mitad del siglo XIX. Fue condenado a pena de muerte; cuando estaba a punto de subir al cadalso, recibió la noticia del indulto, y le causó tal impresión, que se quedó sin pelo, cejas ni pestañas y con la cara tan deforme y llena de tumores, que pasó a ser citado como modelo de fealdad más horrorosa. Ya sabes, no te irás a dormir....¡¡¡sin lavarte los dientes!!!
¿Y qué me decís del MAESTRO ARMERO? "Mama, no encuentro los zapatos rojos". Respuesta de toda la vida: "Pues pregúntale al Maestro Armero". Joé...¿y ande lo encuentro a ese sujeto? ¿qué móvil tiene el condenao? Tranqui, amiga, yo tengo soluciones para todo. En una unidad militar, el maestro armero es el jefe o encargado de la conservación y reparación de las armas. El tío no pinta una mierda y no manda a nadie. O sea, que por mucho que le preguntes, no puede decir nada. Moraleja: para los militares quejarse y reclamar es inútil por completo. Parece que el tema salió en la guerra de África de 1920.
"Habrá sido RITA LA CANTAORA". Otra olvidada de la historia. No tenía que ser tan vulgar...ha pervivido en nuestro memoria por años y años. Me sumergí en montañas de libros hasta encontrar a una tal Rita Giménez García. Nació en 1859 y murió, por los avatares de la guerra civil, en Zorita del Maestrazgo (Castellón) a los setenta y ocho tacos. Empezó cantando en Jerez, luego actuó junto a La Macarrona y Juan Breva, en los cafés cantantes madrileños, entre ellos el Café Romero. Que no me pierda...Lamentablemente, nuestra amiga Rita era algo odiada (se dice que por envidias) en su pueblo natal. Aquella frase era como una especie de "Vete a tomar por el culo", que con el paso de los años, comenzó a generalizarse por toda España.
Pero la traca final se la lleva mi personaje preferido BERNARDA. ¿Qué Bernarda? Joé, la del coño. Lo dicho, otra olvidada. En una iglesia de Artefa (Granada), tras el falso muro que el cura mandó construir, quedó el coño incorrupto de la Bernarda, introducido en un relicario de oro con brillantes. Parece ser que fue una curandera de mucho renombre y la rajita (vamos a decirlo así, con la iglesia hemos topado) la visitaban todos los convecinos para buscar fertilidad (las preñás), las buenas cosechas (los currelante del campo). Al final la peña le puso tanta fe que era un no parar, llevaban a contemplar tan adorado potorro a las gallinas para que dieran huevos de siete yemas, a cerdas para que engordaran como ídem...
De momento lo voy a dejar aquí, pero a la que me pique me pongo a descubrir más olvidados de la historia. ¡¡¡Menudo soy yo!!!
La primera en la frente: LA MARIMORENA. Nada, llega la Navidad cogemos la zambomba, la cogorcia de cava, el confetti que luego te lo encuentras hasta en las bragas y a cantar con alegría, ande, ande, ande...la Mariomorena. Pero...queridas amigas...¿quién es la Marimorena? Pues la señora existió...¡¡¡y tanto que existió!!! En 1702 se lió parda en el convento de San Francisco de Cuenca, la chusma empezó a montar follón, nada, cantar villancicos, pero el conde de Cervera, el amo, se cabreó y envió a la guardia civil (¿no? bueno, lo que hubiera). Una de las mujeres detenidas fue María Moreno, vecina del barrio del castillo a la cual encontraron en el confesionario haciendo sonar un caldero de cobre. Por los disturbios y por faltarle al respeto al regidor, fue condenada a cien azotes, que se rebajaron a treinta, y a que asistiera todas las semanas a la doctrina cristiana en el convento de los dominicos; y además se le prohibió tomar bebidas alcohólicas durante un año. ¡Chúpate esa!
Vamos con el segundo: PICIO. Anda que no habré yo soltado veces a mi cuñao Gerardo...¡¡¡eres más feo que Picio!!! Es que tiene una cara paranormal, granos como bolas de baranda, unas cejas que parecen la selva del Mato Grosso, una nariz de aguilucho, unos ojos saltones que tienen co....en fin, lo dicho. ¿Cómo tenía que ser Picio? Pero...la pregunta clave...¿existió? Mi trabajo me ha costado pero lo he encontrado. Parece ser que Picio fue un zapatero, natural de Alhendín, y que vivía en Granada en la primera mitad del siglo XIX. Fue condenado a pena de muerte; cuando estaba a punto de subir al cadalso, recibió la noticia del indulto, y le causó tal impresión, que se quedó sin pelo, cejas ni pestañas y con la cara tan deforme y llena de tumores, que pasó a ser citado como modelo de fealdad más horrorosa. Ya sabes, no te irás a dormir....¡¡¡sin lavarte los dientes!!!
¿Y qué me decís del MAESTRO ARMERO? "Mama, no encuentro los zapatos rojos". Respuesta de toda la vida: "Pues pregúntale al Maestro Armero". Joé...¿y ande lo encuentro a ese sujeto? ¿qué móvil tiene el condenao? Tranqui, amiga, yo tengo soluciones para todo. En una unidad militar, el maestro armero es el jefe o encargado de la conservación y reparación de las armas. El tío no pinta una mierda y no manda a nadie. O sea, que por mucho que le preguntes, no puede decir nada. Moraleja: para los militares quejarse y reclamar es inútil por completo. Parece que el tema salió en la guerra de África de 1920.
"Habrá sido RITA LA CANTAORA". Otra olvidada de la historia. No tenía que ser tan vulgar...ha pervivido en nuestro memoria por años y años. Me sumergí en montañas de libros hasta encontrar a una tal Rita Giménez García. Nació en 1859 y murió, por los avatares de la guerra civil, en Zorita del Maestrazgo (Castellón) a los setenta y ocho tacos. Empezó cantando en Jerez, luego actuó junto a La Macarrona y Juan Breva, en los cafés cantantes madrileños, entre ellos el Café Romero. Que no me pierda...Lamentablemente, nuestra amiga Rita era algo odiada (se dice que por envidias) en su pueblo natal. Aquella frase era como una especie de "Vete a tomar por el culo", que con el paso de los años, comenzó a generalizarse por toda España.
Pero la traca final se la lleva mi personaje preferido BERNARDA. ¿Qué Bernarda? Joé, la del coño. Lo dicho, otra olvidada. En una iglesia de Artefa (Granada), tras el falso muro que el cura mandó construir, quedó el coño incorrupto de la Bernarda, introducido en un relicario de oro con brillantes. Parece ser que fue una curandera de mucho renombre y la rajita (vamos a decirlo así, con la iglesia hemos topado) la visitaban todos los convecinos para buscar fertilidad (las preñás), las buenas cosechas (los currelante del campo). Al final la peña le puso tanta fe que era un no parar, llevaban a contemplar tan adorado potorro a las gallinas para que dieran huevos de siete yemas, a cerdas para que engordaran como ídem...
De momento lo voy a dejar aquí, pero a la que me pique me pongo a descubrir más olvidados de la historia. ¡¡¡Menudo soy yo!!!
4 comentarios:
ESTE ME HA ENCANTADO!!!! A MI TAMBIEN ME GUSTA REBUSCAR EN ESAS COSAS....
UN SALUDO!
Me ha gustado, sigue buscando, me encanta leer esto, eres un crack.
Un saludo!
Jajajajaja,hostia nene se te va la olla lejos lejos.....jajajaja,me ha encantado....pobres olvidados de la historia...con la de veces que los cito yo también...ahora,gracias a tí,y a sus asombrosas vidas,que ahora conozco gracias a tu trabajo de investigación...nunca olvidaré....un beso,pero de los que no se olvidan....jajajaja.
esta bonito
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