CUENTOS CHINOS: PA TIRARSE DE LOS PELOS


Puntual a su cita, el corresponsal puritano en China (que no es un personaje, pesás, que es un tío de carne y hueso, existe, tiene DNI, familia, trabajo, come arroz-¡cómo no, en el país del sol naciente!-, vale, dejar de dar la vara con que es fruto de mi imaginación). Bueno, a lo que iba...que si queréis preguntarle algo sobre ese inmenso, desconocido y sorprendente país, sobre sus habitantes/as, sus costumbres, sus manías, sus gilipolleces (no son tan diferentes en eso).. pues...que no os cortéis, dejadle comentarios, pedidle que escriba sobre temas que os sean de interés y él intentará complaceros (¡¡¡a todaaaaasssss!!!! sí, una a una,jajaja....)


La esteticién insistía en que me quedarían muy bien los brazos depilados. Había ido por primera vez, ya que parecía el hombre lobo con los hombros llenos de pelos… Total, que me decidí y me hice los brazos. Más tarde las piernas… Después el pecho… No sabía donde estaba el límite ni cuando debía parar… Que si aceite de almendras, crema para después del depilado, el pastón que te dejas y lo peor: el dolor. Cuando sientes la tira de cera en tu espalda piensas “¿pero porqué? “Pero qué hago yo aquí en un sitio como este?” Al ser un osito andante la chica vería en mi una fuente de ingresos segura. Además… Me había vuelto un adicto. Era ver los pelos que asomaban y les miraba de forma amenazadora… más tarde la verdugo de mi esteticién acabaría con ellos de un golpe fuerte y firme. A medida que se acercaba la fecha del vuelo aumentaba mi preocupación al pensar qué haría cuando me encontrara en China hecho un hombre lobo y sentirme un bicho raro rodeado de pieles lisas que nunca han conocido la relación amor-odio de la cera. Después de casi un año en tierras orientales no encontré ninguna esteticién, ahora tampoco me preocupa. A esta gente les encanta el pelo, cuanto más mejor. Recuerdo una tarde, mientras estaba durmiendo tranquilamente en un parque de Shanghai, note un dolor leve en el estómago que me despertó. Me quedé anonadado cuando vi que una mujer me estaba tirando de los pelitos del pecho mientras su marido nos miraba sorprendido… era algo diferente, exótico, único y divertido. Ayer, sin ir más lejos, el taxista me acarició el brazo maravillado por esa mata de pelo natural tan suave. Yo, ni corto ni perezoso me desabroché los primeros botones de la camiseta y su cara fue de fascinación. HEN HAO!(Muy bien) fueron sus palabras de admiración. Mi compañera de trabajo que es de un pueblecito no muy lejano de Beijing, hace más de un mes que se marchó a Perú. Pues bien, una de las cosas esenciales que llevaba en su maleta era una moño de pelo postizo. Su nuevo trabajo es de mucha responsabilidad y gracias al pelo postizo estaba segura que parecería más responsable y tendría mayor capacidad de liderazgo. Ahora mi vello respira tranquilo, está alegre y luce más frondoso que nuca a la espera que permanezca mucho más tiempo en China… Yo, sin complejos, sin dolor y sin gastos innecesarios en esta sociedad…Si es que ya lo dice mi madre… ¡donde hay pelo hay alegría!.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero no te han dicho que el hombre y el oso cuanto mas peludo mas hermoso¡¡¡¡¡,a mi me encantan los hombres con pelo en cuerpo, en general, bueno algunas excepciones hay, un hombre lobo no se yo si me gustaria...
Me alegro que te quitaras la pelea de la cera, es un agobiooooooooooooooo.
Mil besos. Bea.

Anónimo dijo...

Pues mira que sencillo, entonces el truco está en fijarte en lo que aquí dicen que no es "bueno" y mudarte a un sitio donde sea exótico. Me gusta eso de transformar un "defecto" en virtud.
Pues que sigas disfrutando en China

Anónimo dijo...

Que bueno eso del pelito, me ha encantado ese tema en concreto, que cosas, verdad???

Muy bien Luis, no hay nada como reinventarse, bueno, si que hay una cosa mejor, redescubrirse.

Bss 1000

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